Siempre hace buen tiempo

De tú a tú con el marqués

 

Al señor marqués le han puesto una estatua en el pueblo, sentado en un banco de la plaza, como si tal cosa. ¿Imaginan la expectación que hubiera originado si el marqués se hubiera dignado a sentarse ahí un día en carne y hueso? Todo habrían sido reverencias y “señor marqués por aquí, señor marqués por allá”. A la Pascasia, desde luego, no se le habría ni pasado por la imaginación aposentarse enfrascada en sus pensamientos sin hacer maldito caso a su excelencia. Lo mismo digamos del Eufrasio y el Nicanor, que están de cháchara sin importarle un pito codearse con el aristócrata. ¿Será que la muerte iguala a todos y ahora el prócer, pese a los honores en bronce del Ayuntamiento, no es sino uno más del pueblo? ¿Recordarán los jóvenes de ahora quién fue aquel adinerado marqués? ¡Oh muertos, a quienes este todos los noviembres hace iguales el eterno corazón de Dios!

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