Soy Adviento
SOY ADVIENTOby
¡Cómo me gusta andar por los caminos,
sentir bajo mis pies latir al mundo,
mirar al horizonte en lo profundo
y respirar el aire de los pinos!
¡Cómo me calma de mis desatinos
marchar de paso como un vagabundo,
mientras, sin pensar, los ojos hundo
en reflejos de amores tan divinos!
Pues de pronto comprendo iluminado
que en caminar consiste nuestra vida
hacia la luz del gran descubrimiento,
puesto que andando advierto que he llegado;
y en el buscar presiento la venida.
Nací para esperar, pues soy Adviento.
Pedro Miguel Lamet
Miedo a mi noche
MIEDO A MI NOCHEby
Cuando en la noche viene el pensamiento
a robarte la paz desde la loca mente,
o, sin saberlo, atruena al subconsciente
de voces con el ímpetu del viento,
y ese miedo a la vida que fomento
entre sombras, se hace tan presente
que no eres tú, sino el latir caliente
de ese otro yo que invade el sentimiento,
recuerda que naciste de un misterio,
desnudo como flor de la mañana
para alegrar la vida de este espejo,
y que solo soltando el cautiverio
del poseer, abrimos la ventana
a la luz de ser Uno en tu reflejo.
Pedro Miguel Lamet
Sobrevivir en tiempos de angustia
Después de leer un periódico o ver un telediario no puedes evitar sentir una sensación de angustia
No dar protagonismo a esa voz permanente que nos hace daño
Conectar con el yo profundo, la zona interior en silencio
Hemos de fluir conscientes de que hay algo permanente y feliz detrás de todo y no después, en la otra vida, sino ya en esta, si cerramos los ojos y eres lo que eres
No darle cabezazos a la vida
Comprometernos en la medida de nuestras posibilidades
“Nunca quizás estuvimos tan cerca de Dios, porque nunca estuvimos tan inseguros”
En estos días las noticias trágicas, duras, incomprensibles y sorprendentes llenan los informativos y nos trabajan el subconsciente con su negatividad. Las guerras se multiplican y son cada vez más amenazantes para comprometer el futuro de la paz mundial. Las tragedias ecológicas, consecuencias del cambio climático, devastan el planeta, como la Dana que nos ha asolado recientemente en nuestro país. Las migraciones, el hambre, los campos de refugiados y las enfermedades, la droga, se cobran nuevas víctimas. La política mundial se decanta en los últimos tiempos a sustituir la democracia por posturas dictatoriales y el populismo, como la incertidumbre que presenta para el mundo la reciente reelección de Trum. Las mentiras de las fake news se imponen sobre todo entre los jóvenes. En fin, no hay que enumerar muchas más para que después de leer un periódico o ver un telediario no puedas evitar sentir una sensación de angustia.
¿Qué hacer para, por una parte, no desentendernos del necesario compromiso, y por otra no sucumbir psicológicamente ante esos impactos?
He aquí unas sugerencias:
by«La pluma encarcelada», nueva novela histórica de Pedro Miguel Lamet
Sinopsis
El 26 de marzo de 1572 fue un día aciago para la ciudad de Salamanca. El Tribunal de la Santa Inquisición ordena detener y encarcelar en una lóbrega mazmorra al gran teólogo, filósofo, lingüista, biblista y poeta fray Luis de León, donde permanecerá preso y privado de libertad, sin mínimos cuidados vitales e incluso sacramentos, durante casi cinco años. Su figura ha desafiado el paso del tiempo como una de las más fascinantes y representativas del Renacimiento español, hasta llegar a ser considerada como la del humanista del siglo XVI que más se adelantó a su época y demostró mayor libertad de expresión y pensamiento en un contexto de duras persecuciones.
En esta novela histórica sus discípulos preferidos, Rubén y Salvador, indignados con las penas infringidas a su maestro, emprenden una profunda investigación sobre sus orígenes judíos, desde su infancia y estudios hasta su compleja peripecia vital como investigador y catedrático, en un duro ambiente universitario salmantino de rivalidades, odios y confrontación entre escuelas teológicas, maestros y órdenes religiosas.
Ello nos permite sumergirnos en la España de Felipe II, su historia, sus costumbres e intrigas políticas, dominadas por la omnipresente Inquisición y sus Autos de Fe. Y, sobre todo, profundizar con amenidad y rigor histórico en la biografía del humanista que se adelantó varios siglos en reivindicar el estudio de la Biblia en su lengua original, comentarla con osadía y galanura literaria y, sobre todo, escribir algunos de los versos más inspirados de nuestra mejor poesía castellana. Una vez más Pedro Miguel Lamet nos atrapa con su prosa narrativa, que incluye al mismo tiempo una síntesis del pensamiento de fray Luis, una antología de sus mejores textos, y nos prepara para la celebración del V Centenario de su nacimiento en 2027.
byPresencia
LA PRESENCIAby
“Si no hablas, tu palabra será la de Él.
Si no tejes, Él te tejerá”.
Rumi
Como una red me envuelve el pensamiento,
el ayer y el mañana, lo vivido,
y ese miedo a perder lo más querido
que el futuro me trae al sentimiento.
Vivo en una telaraña al viento
que yo mismo tejiendo he esparcido
por culpa, miedo y llanto que no olvido
sin disfrutar del instante y este aliento.
Despójame del yo que runrunea
en mi mente y calla la querencia
del cuento que me cuento cada día,
para ir más allá de quien desea,
y, perdido en el mar de tu Presencia,
halle el ser en tu Ser el alma mía.
Pedro Miguel Lamet
El dulce nombre
EL DULCE NOMBREby
Cuando pronuncio tu nombre
y vuelvo al adolescente
que te velaba en la noche
ante tu altar de muchacha,
se paraba el mundo entero
bajo un manto de esperanza
con mi miedo de ser hombre.
No te llamaba mi boca
ni mis labios, solo el alma
se acurrucaba muy pobre
como un niño en tu regazo
a reposar en tu calma.
Ahora cargado de tiempo
te llamo de nuevo a solas
desde la sombra y el miedo.
¡Qué alegre suena, María,
sentir vibrar en mi entraña
como una brisa de vida
la dulzura de tu nombre!
Pedro Miguel Lamet
Flor, agua, brisa
FLOR, AGUA, BRISAby
Para la flor el tiempo se escabulle,
fallece su color en un instante
como el regalo gratis y acuciante
que dispensa la vida cuando fluye.
Para el río el agua se diluye
en su pulir la piedra itinerante
y va a morir al mar como un amante
que en su abrazo la anula y la destruye.
Para mi ser la vida es una brisa
que en el nacer me sopla amablemente
me derrumba, me salva, me enloquece
y convertida en viento de repente
me anega en una lágrima, una risa
hasta besar el Mar eternamente.
Pedro Miguel Lamet
Foto: Río Urola (Guipúzcoa). ©PMLamet
Las voces del verano
LAS VOCES DEL VERANOby
Háblame, Señor, con voces del verano,
cuando sube la hormiga por mi brazo,
y me evoca otra vez que parte soy del sueño,
y la hierba o la arena me devuelven conciencia
de que fui tierra algún día, o sigo siendo polvo,
mas polvo enamorado de esa sed infinita
que alienta a este universo.
Acúneme el sopor con brisas de la noche,
-¡oh noches de verano ungidas de nostalgia!-,
con silencio habitado de lejanas canciones
y grillos escondidos que taladran el alma
de luna y soledad.
Recuérdame otra vez, más allá de los árboles,
ese mar de la infancia que me acuna en la noche
con su salmo de olas: “¡Navega, sé mi azul!”
Tararea el verano una copla perdida
de amor, de adolescencia, y llora en mis entrañas
desde aquel tocadiscos boleros de Ravel.
Me estrena sus mañanas con perfume de sol,
y acompaña mis pasos por la vera del río
en volandas del aire hacia una Virgen niña
que aún espera en su ermita un piropo infantil:
¡Dios te salve, María; qué llena estás de gracia!
Han pasado los años con luces, con sus sombras,
y el dolor en los huesos que limita mis pasos
susurra tantos nombres que son risas y lágrimas
pero también presencias que tiemblan a mi lado,
y jamás morirán.
Háblame de aquel niño que fui y ahora presiento
más cerca, más humano,
pues voy transparentando con el paso del tiempo
un verano en mis venas llevado de tu mano,
vacaciones eternas de alta Mar.
Pedro Miguel Lamet
El clamor del silencio
Vivimos un siglo de aglomeraciones y ruido. Nunca como ahora las gentes huyen de los pueblos, vacían las aldeas, se concentran en grandes ciudades, atiborran los supermercados, invaden las playas, las carreteras, las terrazas, los restaurantes. Se diría que los individuos de hoy aborrecen la soledad.
Tal fenómeno responde a una necesidad, que se agravó por el síndrome de la postpandemia: evitar como sea el encierro y el silencio. A ello contribuye una sociedad meteórica, que invita a seguir corriendo, no detenerse, quizás para evitar encontrarnos con nosotros mismos, el runruneo de nuestros propios pensamientos, y para drogarnos con nuevos tragos de ruido y multitud.
“El hombre se adentra en la multitud por ahogar el clamor de su propio silencio”, decía Tagore. Y es cierto, si no hay vida interior, el silencio atrona.
La naturaleza, como esta foto, no enseña siempre más que mil palabras. Las aves aunque lo hagan con otras vuelan solas, y cuando reposan, miran al mundo como estas cigüeñas, desde el retiro de sus quietas alturas. De forma consciente o inconsciente todos necesitamos lo mismo. Quizás por ello se han puesto de moda las mascotas, porque acompañan sin hablar.
Cierto aislamiento es imprescindible para despertar y volver, desde el yo interior, a comulgar con el Todo. Más que nunca orar es callar en conexión silenciosa con nuestro cielo interior. “Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (Mt.6,6).
Foto: “Al fin solos” ©PMLamet
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