LA BRUMA ES AZULADA
La bruma es azulada, del color de diciembre,
como andar por la vida
donde los hombres tienen apariencia de sombras
sin saber dónde van entre los árboles.
Quizás también un punto a veces encendido,
como un fuego lejano casi siempre apagado.
En la bruma los besos sabor tienen a brea
a helada soledad
y también las palabras que dicen su querencia
cuando rozan lo eterno
a estopa saben, a cosa pasajera.
Todo palpita con un deje aterido
a incierta presentida muerte,
frágil vuelo de hoja que sabes va a caer
llevada por el viento,
porque azul es la bruma,
por eso transparente,
con la pura inocencia de un niño
tembloroso
que va buscando abrazos
y se bebe la vida en un vaso de niebla.
De esa bruma estoy hecho,
de nubes de silencio,
un borbotón de nada que anhela
ser del todo, una ceguera lúcida
que no ve lo que siente.
Pedro Miguel Lamet
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