”“La mer est ton miroir” decía Baudelaire. “Hombre libre, querrás al mar. El mar es tu espejo; en la sucesión infinita de las ondas tu alma se refleja, y tu espíritu no es un abismo menos amargo”. En ese espejo en ese horizonte inalcanzable el hombre recobra su identidad.
¿Quién no ha soñado con galeones, veleros, viejos marinos, islas desiertas, puertos exóticos y mundos inexplorados? Todos llevamos dentro un Robinson Crusoe, un Ulises un Capitán Nemo y un Simbad el marino. Como al mirar al fuego, y a los niños jugar, el mar nunca cansa a nuestros cansados ojos.






