Siempre hace buen tiempo

El Verbo se hizo imagen

   Este libro quiere ser una experiencia diaria de contemplación de la «palabra» oculta, la sugerencia misteriosa y actual que conserva la imagen. No surgió de un tirón. Nació gota a gota, paso a paso, foto a foto… a medio camino entre una vieja lectura, el contacto con los textos bíblicos y el diario roce con el sudor, la sangre, la ilusión y la rutina de la gente. Estas páginas no se resisten a rechazar un importante reto: separar la fe y la vivencia espiritual de la vida y deben ser leídas como se escribieron: sin prisas, a pequeños sorbos.

   Los comentarios y fotografías de este libro aparecieron inicialmente cada semana, durante cerca de tres años, en un rincón de la revista «Vida Nueva». El interés y la insistencia de muchos lectores me mueven a recopilar aquí algunas de ellas junto a otras inéditas y en color, con el deseo de que, además de contribuir al reposo de los ojos, a una lectura y meditación distintas, nos enseñen el arte cotidiano no de ver a secas, sino de mirar a fondo un olvidado sacramento. Quizá pueda además contribuir a un nuevo estilo de catequesis dentro de la pedagogía audiovisual, de predicación y hasta de liturgia más encarnada. Pues si «el Verbo se hizo carne» y esa carne es ya «imagen del Dios invisible», ¿no vale la pena, además de oír la Palabra, saber mirarla? Ojalá cumpla en parte este libro aquella vieja misión de los libros miniados del medioevo o de la catequesis viviente en gárgolas y vidrieras de las antiguas catedrales, y sirva así como un medio puesto al día para la fascinación y el encuentro. (tomado del propio libro «El Verbo se hizo imagen»)

«Y la imagen se hizo hombre».

Ahora tiene cara de trabajador al salir de la fábrica
o de chavala de quince años con mal de amor,
de oficinista, cartero, piloto de fórmula uno, barman, pianista, pordiosero…,
viejecita en su silla, capitán de navío, papá, mamá
o la tía Enriqueta, el vecino de al lado
y ese señor extranjero,
el que está en la cárcel,
el que no tiene que comer,
el que se cree que lo tiene todo y no tiene nada.

-Pedro Miguel Lamet-