SOY ADVIENTOby
¡Cómo me gusta andar por los caminos,
sentir bajo mis pies latir al mundo,
mirar al horizonte en lo profundo
y respirar el aire de los pinos!
¡Cómo me calma de mis desatinos
marchar de paso como un vagabundo,
mientras, sin pensar, los ojos hundo
en reflejos de amores tan divinos!
Pues de pronto comprendo iluminado
que en caminar consiste nuestra vida
hacia la luz del gran descubrimiento,
puesto que andando advierto que he llegado;
y en el buscar presiento la venida.
Nací para esperar, pues soy Adviento.
Pedro Miguel Lamet
Resucitar a la presencia
RESUCITAR A LA PRESENCIAby
Si me miro en el fondo de mí mismo
sin dejar que mi yo se me interponga,
ni el triste pensamiento me proponga
toda la vaciedad del propio abismo.
Si busco sin buscar con heroísmo
la luz secreta que de Ti prolonga
ese amor que ya soy, haz que me imponga
sumergirme contigo en tu bautismo,
que es nacer otra vez a la alegría
de saberme pequeño como un niño,
tan grande como el mar en su querencia
y navegar tan solo en el cariño
de ese Dios que embriaga el alma mía
por la resurrección de la presencia.
Pedro Miguel Lamet
Al papa Francisco en sus once años de pontificado
Hoy se cumplen once años del pontificado del papa Francisco. En su honor y en agradecimiento a haber acercado un poco más la Iglesia al Evangelio de Jesús, le dedico este soneto:
AL PAPA FRANCISCOby
Como una estrella de una luz lejana
que ilumina el desierto, de repente
viniste a Roma sencillo y sorprendente
a abrirnos de par en par una ventana;
rompiste el protocolo y la mundana
vanidad de una Iglesia indiferente
para sentarte sin más entre la gente
como un pastor que ríe en la mañana.
Amigo de los pobres y pequeños,
voz de los sin voz, alzas tu cayado
contra un mundo de odio e injusticia;
como Jesús, no temas a los dueños
del mundo del poder y la malicia,
pues en tu cruz ya has resucitado.
Pedro Migue Lamet, sj
Villancico del ángel curioso
Queridos lectores y amigos:
Que Jesús nazca de nuevo en lo profundo de vuestros corazones, gracias al silencio, esa cuna secreta sin palabras que hace aparecer la Palabra en nuestro interior como un saboreo de la eternidad sin tiempo e ilumine con la Luz sobre toda luz también en vuestro entorno.
¡Con cariño, feliz Navidad!
Y mi obsequio de cada año: este soneto-villancico con los mejores deseos para ti y todos los tuyos:
VILLANCICO DEL ÁNGEL CURIOSOby
Quisiera ser ese ángel curiosón
que, escapando del gran coro celestial,
se introdujera esta noche en el portal
a divisar lo que ocurre en un rincón.
Quisiera ser solo uno del montón:
entre los pastores el pobre zagal,
que, sin el permiso de su mayoral,
fuera a cantarte su mejor canción.
Quisiera por fin ser nadie ni nada
para verte nacer, Niño, en la hora
en que el mundo brilló, dejar la prisa
y acurrucar mi ser en tu mirada
junto a esta tierra que padece y llora
en busca del calor de tu sonrisa.
Pedro Miguel Lamet
Eres Adviento
ERES ADVIENTOby
No sé quién soy ni por qué te añoro
en una noche solitaria y fría
desde este mundo en guerra que porfía
por más poder, más éxito y más oro,
con un tiemblo inmediato cuando lloro
este ser sin sentido que querría
hallar el camino, la secreta vía
que me acerque a la luz que tanto imploro.
Hasta que de pronto allá en mi alma
susurraste al oído cual un viento
esa palabra que curó mi herida:
“¡No hay otro camino, ni mayor calma
que intuir que eres luz en esta vida
pues ya estás en Belén al ser Adviento!”
Pedro Miguel Lamet
Saberme vivo
Llega la Pascua y con ella una cierta locura. Los discípulos se hacen un lío. María de Magdala, la enamorada, no reconoce a Jesús a primera vista. Los de Emaús huyen atrapados por la murria. Tomás quiere meter su mano en la llaga del costado. Y en el centro, la polémica de la tumba vacía, que tanto preocupará a los teólogos.
No hay una prueba física, científica y racional de la resurrección. La gran experiencia definitiva de que Cristo ha resucitado es la transformación de aquel grupo de pescadores ignorantes y atemorizados, cuyo líder ha sido ejecutado a las puertas de Jerusalén, la confluencia de sus testimonios.
Jesús ahora atraviesa paredes, está y no está, despierta la duda o inflama el corazón. La experiencia del resucitado, aunque se apoya en hechos históricos, requiere la fe o en cierto modo la mística. En mi opinión, los apóstoles despertaron por dentro, descubrieron que la muerte no existe, que desde siempre eran seres sin tiempo en el tiempo, pertenecían a la explosión de luz que une lo creado con lo increado, manifestación de lo inmanifestado, y eso les cargó de comprensión y fuerza.
Hoy abunda la noche, el miedo, las puertas tranqueadas, los corazones solitarios, las tesis e ideas que dividen, el enfrentamiento agresivo de creyentes e increyentes e incluso de fieles entre sí, como siempre hubo, hasta ocasionar incluso guerras de religión. La resurrección ocurre en lo íntimo de cada conciencia y fuera de ella.
byLágrimas de María
VÍSPERAS DE PASIÓN Bulle Jerusalén de luna llena y arde el monte con gritos de alegría ahogando en fiesta su miedo y agonía, y anhelando una luz de pascua plena. Sola, bajo mi manto, ando serena las calles de la noche larga y fría hundiéndome en el ascua que me guía desde el fondo del alma y de mi pena. ¿Dónde has ido Jesús? Ya no te veo. ¿Te ocultas de tu madre en el ocaso, cuando van a arrancarte de mi vida? ¿No será que me escondes el deseo de que llore en tu cuerpo por si acaso reluzca aún más con mi dolor tu herida? Pedro Miguel Lametby
Devúelveme a mi Niño
Queridos amigos y seguidores: Cuando brillan tantas luces de fulgor comercial y el olvido de la Navidad auténtica en nuestra sociedad de consumo, os envío un abrazo desde la fragilidad de Belén y os felicito a todos de corazón con este soneto:
DEVUÉLVEME A MI NIÑO Con el paso que pesa de la vida me he ido haciendo un adulto irreparable, silenciando en mi ser que algo me hable de esa palabra secreta más querida, esa tu voz que sin saberlo anida en lo hondo de mí, tan insondable, que entre tanta hojarasca desechable he dejado en la sombra preterida. Para nacer contigo y tu mirada devuélveme a ese Niño que se ha ido, acércame a Belén y su alegría y hazme sitio en tu cueva, despojada de vanidad y orgullo endurecido, para escuchar la nana de María. Pedro Miguel Lamet, SJby
Al árbol de la Cruz
AL ÁRBOL DE LA CRUZ De tu dolor, del tiempo amanecido, de una palabra ardiente que encendía; de las entrañas puras de María y del amor hasta la esencia herido; desde tu cuerpo tres veces caído y la noche oscura de la sangre mía, devuelves con tu cruz a la armonía este mundo que nace en tu alarido; este mundo que abarcas con tu abrazo y limpias con tu muerte de tristeza, este miedo a vivir esta pobreza que florece en tu árbol cual si fuera hontanar para siempre en tu regazo al colgar de tu cruz mi primavera. Pedro Miguel Lametby
Del “yo” ridículo al “nosotros” universal
Me tropecé contigo en cualquier calle, enfrente de unos grandes almacenes, uno de esos templos heladores del consumo, de los que suele uno salir con las pupilas abotargadas de luces y colores, y me ofreciste un ejemplar de “La farola”. Y por un vil euro me regalaste con una sonrisa, que no se puede pagar con todo el oro del mundo.
En tu mirada se reflejaba una aldea perdida del África subsahariana, el bohío de tu familia con niños de vientre abultado en la puerta, desiertos, montañas, ríos, hambre, miles de kilómetros, la patera que arrojó al mar a algunos compañeros de infortunio y lo de siempre: el rechazo al diferente, la soledad del marginado, la Europa prometida para la que solamente eres un intruso molesto para esta sociedad del bienestar.
Y me vino a la mente otra sonrisa, la del papa Francisco:
“En realidad, todos estamos en la misma barca y estamos llamados a comprometernos para que no haya más muros que nos separen, que no haya más otros, sino solo un nosotros, grande como toda la humanidad. Por eso, aprovecho la ocasión para hacer un doble llamamiento a caminar juntos hacia un nosotros cada vez más grande, dirigiéndome ante todo a los fieles católicos y luego a todos los hombres y mujeres del mundo”.
Ni las naciones, ni los políticos, ni la sociedad escuchan tal llamamiento, porque esta es la sociedad del “yo”, del “ande yo caliente” en cuotas de poder, placer, vacunas, pasaportes y seguridad. ¡Y a Francisco se le acusa de “comunista” o de “ciudadano Bergoglio”, como lo llama la ultraderecha “tan católica”! ¿Por ser el buen samaritano de nuestro tiempo, por ser “el papa de los emigrantes”? “En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis». (Mt, 25, 31-469).
Del “yo” ridículo al “nosotros” universal.
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