Siempre hace buen tiempo

Monthly Archives: agosto 2011

La vieja y las flores

 

Ella vende color, alegría, juventud y vida. Vende flores perecederas. Desde su ancianidad rugosa ofrece en un ramillete toda la explosión de la primavera, como si en su mano se hubiera detenido de repente el tiempo de las risas y los brincos, los sueños y sobresaltos de su adolescencia allá en la plaza del pueblo, cuando el viento jugaba con sus cabellos y los ojos de los mozos la perseguían golosos como a un fruto turgente. El primer piropo, el rubor de un requiebro, la emoción de un beso en la oscuridad. Flores que fueron frutos de hijos y sudores de trabajo para criarlos y esperas al marido al regreso de la siega, y lágrimas tragadas tras su pérdida. ¿Dónde están ahora esas flores huidas? ¿Quién le devolverá aquella lozanía, aquel amor, aquel vivir de estreno? En la apariencia se diría que no le queda nada, que todo se lo ha arrebatado el implacable paso del tiempo. Pero, cuando cierra sus ojos, sabe que las flores de su alma permanecen intactas, frescas como el primer día. Sabe que se ha vuelto más transparente y que su amor entreve el otro lado de este fluir de la belleza. Que el verdadero jardín no muere porque palpita dentro.

 

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmailby feather

El patio de Antezana

 

A este patio, recoleto y silencioso, situado en la porticada calle Mayor de Alcalá de Henares, desde la que se entra por un pasadizo, llegó cierto día de 1526 un pobre peregrino, que pretendía estudiar en la Universidad de Cisneros.. Se llamaba Íñigo de Loyola y había trocado sus armas de caballero por un humilde sayal para seguir de cerca a Jesucristo por los polvorientos caminos del mundo. Este patio del Hospital de Antezana, hoy asilo de ancianos, se ha parado en el tiempo. Conserva entre geranios su pozo en un rincón y su balconada de madera, destartalada y quieta, tras la que hay un fogón donde dicen que el santo se hacía su comida. Casi puede escucharse la bien timbrada voz del converso gentilhombre: “Dios mío, padre mío, criador mío: gracias y alabanzas te hago por tantas mercedes como me has hecho…”, exhortando a la pobre gente a “en todo amar y servir”; una voz solo interrumpida por el canto de los pajarillos y voces que se aproximan de alguaciles de la Inquisición.

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmailby feather

Su mejor amiga

 

Llegó por fin el gran día de su boda, y al salir de la iglesia, todavía con granos de arroz en el cabello, quiso hacerse una foto con su mejor amiga. Compañera de pupitre y juegos, confidente de alegrías y tristezas, cómplice de los primeros amores. Ella probablemente la conoce mejor que su madre. Y, cuando pase la luna de miel y venga el primer hijo, las desavenencias, distancias y soledades propias de cualquier matrimonio, y los años, los kilos, las arrugas, los malos tragos, ella, la amiga de siempre estará allí sin pedir nada a cambio, porque no hay nada más gratuito y libre que el amor de amistad. Entonces quizás señale esta foto empalidecida por el paso del tiempo y colocada en un marco sobre el viejo aparador, y le dirá a los hijos de sus hijos: ¡Mirad, mi mejor amiga! En ese momento se parará el reloj, la incertidumbre y el miedo, porque para el amor verdadero no pasa el tiempo, ni siquiera la muerte.

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmailby feather

Dirección prohibida

 

 

La naturaleza juega con el hombre. A veces de forma trágica, como los recientes tsunamis y huracanes y como respondiendo al mal trato que le damos. o porque sus fuerzas no son controlables por la mano humana. Quizás también para recordarnos que somos pequeños. Otras, como en el caso de esta foto, de forma bella, dulce y hasta irónica, modificando el paisaje y haciéndonos pensar sobre nuestras prescripciones y discos de dirección prohibida. La nieve le ha puesto un gorrito de Navidad al disco de tráfico para que nos riamos un poco de nuestro mundo superseñalizado, invadido de automóviles, cinturones de seguridad, semáforos, carteles de propiedad privada y prohibiciones mil. Y así recordemos de una vez que la venida de Jesús al mundo es una llamada a la libertad y una ruptura de todos los códigos ante el único mandamiento del amor. En el caben todos, negros y blancos, listos y tontos, santos y pecadores, con papeles o sin ellos. Y no hay gobierno, ni ayuntamiento, ni estatutos, ni verjas, ni alambradas que puedan impedir esta explosión de cercanía y abrazo.

 

 

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmailby feather

Voces del alma

 

Las campanas son voces del alma del pueblo colgadas de una espadaña. Convocan a la algarabía de la fiesta y a la soleada cita dominical a la que no se resisten ni siquiera los que no van a misa. Doblan por un ángelus infinito sobre el arado y lloran con el último adiós del moribundo, colgadas del irrenunciable crepúsculo de la vida. ¿Qué sería del pueblo sin sus puntuales y elocuentes tañidos de campana? Mudo, sin ritmo ni cantar, el pueblo se quedaría perdido en el espacio y el tiempo, desprovisto de su mapa interior y broncínea referencia. Como nuestro perdido corazón cuando se niega a escuchar las campanas con que Dios nos llama desde lo secreto a acudir a sus misteriosas citas.

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmailby feather

Como quien juega

 

Uno no sabe a ciencia cierta quién copia a quien, si el muñeco al muchacho o éste al muñeco. Lo importante es que ambos ríen y son como caricaturas de si mismos. La mayor tragedia del hombre actual es un rictus de seriedad que no acaba de quitarse de la cara y que trasciende a la convivencia, el tráfico, la prisa ciudadana, los negocios y hasta los informativos de televisión. Rara es ya la noticia amable, la broma a tiempo en el mostrador de la tienda, la voluntad de quitar hierro a las calamidades y limitaciones propias del vivir. Por eso, esta imagen del joven dependiente, tan risueño como su muñeco de trapo, me recuerda que el humor es el gran bálsamo de la vida y la única óptica verdadera para mirar adecuadamente un mundo que pasa. Quizás la mejor manera de relativizar y comenzar el año: Con una amplia sonrisa, y como quien juega.

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmailby feather

El mejor amigo

 

Decía Pitágoras. “Antes que al médico, llama a tu amigo”. Este viejo pescador no necesita llamarlo. Antes que llegue a puerto, después de su larga jornada de pesca, le está esperando con alegres ladridos. El otro día leí a un sabio filósofo que, ante el deterioro creciente de las relaciones humanas y los conflictos de enfrentamientos culturales y hasta religiosos, pedía que imitáramos a los animales en su fidelidad y nobleza. La mente es un tesoro que Dios nos ha regalado para saltar por encima del espacio y el tiempo, para captar la dimensión espiritual y secreta del universo. Pero cuando el hombre la usa para encerrarse en sí mismo puede llegar a perversiones como la tortura, el racismo o el odio fanático. Este fiel perro del pescador, cerca aún de la naturaleza primera, seguirá esperándole en el puerto como no lo haría quizás ni su mejor amigo.

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmailby feather

En borricate

 

¡Qué seguro y orgulloso va el pequeño sobre los hombros de su padre! Ve el mundo desde arriba, con fuerza y alegría prestadas, como si no le costara ya caminar por el mundo, ni necesitara empinarse o buscar un hueco entre las piernas de las personas mayores. “Mi papá es fuerte, él me conduce hacia un buen lugar y me salvará de todos los peligros”. Por eso el niño, cuando el padre lo baja y debe caminar solo, llora. En una expresión muy popular, en el argot gaditano, se llama esta manera de ser llevado a las espaldas, ir “en borricate”. Pues bien, nosotros, aunque creamos dirigir nuestra vida y ser muy adultos y autónomos e incluso “chulitos” al volante, siempre vamos en borricate de Dios, como la oveja perdida de la parábola del Buen Pastor. ¿Por qué angustiarnos, por qué temer entonces? La vida es el arte de dejarse llevar por el Dios escondido.

 

 

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmailby feather

Café con churros

 

Mañanita de domingo con olor a nuevo, en la que el pueblo parece estrenar la vida y los colores, como una camisa blanca para los días de fiesta. Hora de júbilo con legañas y sol rezagado en la ventana, donde el trasiego cotidiano se ha detenido de pronto y las calles se han sumido en un gesto de contemplación, cual si todas las cosas, desde el farol de la esquina a los árboles del parque, asistieran a misa. Y luego se fueran todos con los feligreses a comprar churros a donde la Pepa, que disfruta friéndolos y perfumando la plaza de olor a tahona e íntimo cuarto de estar. ¡Toma un cafelito, hija, para morjarlos! Churros inolvidables con café con leche, como los recuerdos de un infinito e infantil domingo.

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmailby feather

A una barca rota

 

Nadie puede otra vez sentir la brisa

sobre el rostro y cantar desde tu popa;

eres sólo el recuerdo de una ola

y el rastro destruido de una risa.

 

¿Quién dejó derrumbarse con tu quilla

tanto ensueño de mar, tanta paloma,

costillar encallado entre las sombras,

esqueleto de amor, vela partida?

 

Hoy medito de bruces en la noche

que un día arribaré roto y varado,

a esta playa sin nadie y junto al faro

 

después de tanto afán y tanta brega,

para que así mirando al horizonte

me acune para siempre la marea.

 

Pedro Miguel Lamet

 

 

 

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmailby feather