ROSA CORTADA
Viva y muerta a la vez,
en el jarrón repite
la música escondida.
Todo juega en su cráter
a timidez de pétalo,
que oculta sus amores.
Temblorosa en la brisa,
que mueve los visillos,
y quieta como un verso
conservando la gota
del último rocío.
Ya devuelves al mundo
tu penúltimo obsequio,
como al tender la mano
blanca y frágil de lunas
una dama cansada.
Ya se abre tu boca
para entregar el hálito
y obsequiar en suspiro
la inmortal carnación
de imposible belleza.
Ya se esfuma tu tiempo.
¿Pero hasta dónde dura?
¿Hasta dónde penetra
el perfume liviano
de una rosa muriendo?
Pedro Miguel Lamet






