No eres un querubín, ni un niño, ni un bendito, ni un inocente. No es hora de dormir, sino mediodía. No estás en tu cama, sino en la puerta de una iglesia de Guadalajara, por más señas. No tienes pudor de quedarte frito así a la intemperie, y te importa un bledo qué puedan pensar los viandantes. Probablemente te ha inducido al sueño una o dos botellas de tintorro peleón. Pero estás solo, posiblemente nadie te quiere -quién sabe si te lo has ganado a pulso-, y eres lo que la sociedad llama un vagabundo, un sintecho y un marginado. Pero se me antoja que tienes sentido del humor como para atarte la bandera española en la pantorrilla derecha, y que añoras de noche tu pedazo de infinito. Por todo eso y porque eres querido del buen Dios, único, genial e irrepetible a sus ojos, te canto mi nana, nanita ea.
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Hola, tengo una foto del mismo hombre en el mismo lugar, yo la he tomado en el invierno de 2004, obviamente en Guadalajara. Es tan extraño encontrar de nueva cuenta a la misma persona de quien desconozco obra y vida por segunda ocasión, así sin más ni más. Lo he reconocido por la ropa, el lugar, la reja de la iglesia. Coincidencias tan extrañas ya que desde el otro lado del mundo, hoy le vuelvo a ver tal cual lo recuerdo, así con los ojos cerrados, quizá olvidando el frío del invierno, quizá cerrando los ojos para aferrarse de los recuerdos que le acompañan de una vida que sólo él y D-os darán fe.
Gracias por la foto, me ha hecho recordar buenos momentos.
¡Qué casualidad! El mundo es pequeño y las historias confluyen. Gracias