Siempre hace buen tiempo

La llamada del mar

LA LLAMADA DEL MAR
Cuando te miro sin pensar en nada,
mar de mi costa ribereña,
me siento el niño que perdido sueña
con navegar a la tierra deseada,

y el adolescente que en su mirada
quiere besar la plenitud sureña
del lejano horizonte que se empeña
en huir, gaviota en escapada.

Han pasado los años con presura:
el dolor, la alegría y la tristeza
como el velero ansía el infinito,

y tú, Señor, de nuevo con viveza
me gritas: ¡Ven, navega en mí, Pedrito,
por este Mar de amor y de locura!

Pedro Miguel Lamet
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