Siempre hace buen tiempo

Marketing espiritual


Hoy está de moda la tesis de que hay que frecuentar los pensamientos positivos, las afirmaciones que nos reafirman, las frases alegres que calen nuestro subconsciente contrarrestando las horas de negatividad.
Pero yo me pregunto: ‟¿Se alcanza la felicidad con un eslogan? ¿Puede el hombre tocar el cielo a base de marketing?


Siempre existió la jaculatoria, el koan y el mantra. Pueden ayudar. Pero para cambiar hay que desearlo. No a fuerza de puños, ni de repeticiones, sino de apertura a la verdad, como la tierra a la lluvia. Deja de pensar, quédate en silencio, respira hondo. El Ser dentro de tu ser hablará.


De nada sirven las técnicas si uno no está enamorado.
Y si uno lo está , todas son buenas y todas sobran.


RENUNCIAR A ‟SER BUENO»


Cuando cometo un error y me siento culpable, es el personaje, el «yo pequeño» el que se siente así. Cuando vivo colgado del pasado, angustiado por aquello que no hice o nostálgico por la felicidad que no volverá, lo vivo desde el personaje, desde un montón de ideas que almaceno en el baúl como ropa vieja y apolillada. Tú no eres eso.


Cuando soy ‟bueno» para que tú me quieras -mamá, papá, superior, novia, esposo, jefe- lo hago desde una careta que no es mi verdadero yo.


El día que rompa todos los modelos que me han metido en la cabeza
y renuncie a ese ‟yo mental», incluso a ese Dios-idea que me han enseñado de niño como un lastre de obligaciones o una construcción del super-ego y me hace sentirme siempre mal y culpable, habré dado mi gran paso para la liberación.


¡Qué distintas suenan entonces las palabras del maestro Jesús! ‟El que quiera salvarse a sí mismo se perderá, y el que pierda su vida por causa mía, se salvará».
«¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si se pierde o se disminuye a sí mismo?»
Hoy de una vez voy a tirar ese espantapájaros que no me deja ser. Desnudo de todo, como me hizo Dios.


Y si, a pesar de ello, llega el dolor y no puedes con él, recógelo todo y ponlo en una canasta.
Sal al camino sin más y entrégalo como un ramillete de flores o de frutas. Se convertirá en ofrenda.


¿Y hay algo más alegre que el puro goce de regalar?
Regálate tú con el don. «Es más feliz dar que recibir» (Jesús de Nazaret). Y de camino te habrás olvidado al fin de mirarte el ombligo.

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