Siempre hace buen tiempo

Lumbre de Dios

Y buscaba temblando la centella…
LUMBRE DE DIOS

“El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz; 
a los que habitaban en tierra de sombra de muerte, 
la luz resplandeció sobre ellos”. (Is. 9,2)

Desde la sombra de la noche aquella
que también es la noche tuya y mía,
cuando esta tierra abandonada y fría
perdió sin ti la risa de tu huella,

y buscaba temblando la centella
de un sueño, una palabra, una alegría
para aliviar ese horror en que sufría
el ser sin ser, la vida sin estrella,

de pronto te asomaste a la ventana
y preguntaste al Padre de esta guisa:
-¿Qué te parece proclamar cariño

y que el hombre se sienta en la mañana
tu júbilo, tu lumbre, tu sonrisa?
-¡Bájate, Hijo, y llora como un niño!

Pedro Miguel Lamet
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