
En estos tiempos tan poco propicios para la lírica, en los que el ciudadano se siente solo, impotente, incapaz de comprender el galimatías de los avatares de sufrimiento,pandemia y consecuencias económicas que vierten sobre él los informativos y con la sensación de miedo, pequeñez e incertidumbre con que nos machacan cada día, encuentro esta joya de Rabindranath Tagore:
«Bajaste de tu trono y viniste a la puerta de mi choza.
Yo estaba solo. cantando en un rincón, y mi música encantó tu oído. Y te bajaste y te viniste a la puerta de mi choza.
Tú tienes muchos maestros en tu salón, que, a toda hora, te cantan. Pero la sencilla copla ingenua de este novato, te enamoró; su pobre melodía quejumbrosa, perdida en la gran música del mundo.
Y tú bajaste con el premio de una flor, y te paraste a la puerta de mi choza»..
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Cuando te crees perdido, olvidado, enfermo, viejo, parado, marginado o sin futuro apreciable,
¿recordarás que a Dios le encanta tu música y bajar a tu choza?
La cuestión es que sólo trae una flor.
¿Te basta?






