Siempre hace buen tiempo

Devuélveme mi estrella

Ahora que el niño se acurruca en este

gastado cuerpo

y que el mundo va camino de no saber  caminos,

devuélveme la estrella

en su esplendor de estaño,

que anoche he vuelto a escribir cartas a la vida

y no responde nadie.

Ve al buzón de allí cerca

a recoger la mía, la que hace sesenta años

deposité a los Magos

pidiéndoles una bicicleta azul

para dar libertad

a mi cojera,

pues quisiera escuchar aún sus pasos

desde la almohada,  el oído semidespierto

a un  lejano rumor de dromedarios

camino de mi casa

y de mi ensueño.

Voy ahora a despertar a mis padres,

a levantarlos de la tumba

para ir en pijama hacia el cuarto de estar

y brincar con ellos de alegría,

pues aún conservo intacta la sorpresa

que ellos supieron sembrar

tragándose las lágrimas.

Desde entonces tomé el oficio

más bello de la tierra:

restaurador de sueños o , si queréis,

perseguidor

y lustrador de estrellas.

Pedro Miguel Lamet

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4 thoughts on “Devuélveme mi estrella”

  1. Que bonito oficio «restaurador de suenos». La oscuridad de la realidad que vivimos no nos deja ver la estrella brillante y tampoco sabemos mirar hacia lo alto. Quien deja de sonar convierte la vida en rutina, sin esperanza. Dejar de sonar es matar la esperanza y sin esperanza se acaba la fiesta de la vida. Gracias Pedro Miguel por este bello poema que leido con atencion no nos dejara morir en un rincon oscuro espiritualmente vacio. Que tengas un ano de abundante cosecha y gracias por mantenernos despiertos y devolvernos la ilusion de la vida.

  2. Precioso poema ,no perdamos la estrella del que espera confiado ..porque esa estrella será la que alumbre nuestros días
    La que ilumine nuestros quehaceres,la que en definitiva nos lleve a encontrar a Jesús
    De Nazaret .Gracuas y felices reyes .

  3. Como entenderás he leído el poema entre lagrimas, muchos recuerdos.
    Como todos los tuyos es muy bello, me gusta el oficio de lustrar estrellas que cada día intento vivir con los que ya no saben siquiera que existen las estrellas.

  4. Lo más hermoso y cierto
    es saber que la estrella
    la llevamos por dentro
    y que una vez despiertos
    esa luz no se apaga
    ni en la noche cerrada
    ni en la cueva más honda
    ni en la desesperanza del desierto
    ni en las inmensidades
    de cualquier tempestad inesperada

    Esa estrella
    es conciencia incandescente
    es alquimia divina en movimiento
    y tejido feliz,
    es una epifanía de infinitos,
    sustancia en expansión,
    árbol de vida inmensa
    nuestra propia raíz
    sin aditivos
    repartida y hermana,
    cósmica y diminuta
    tan divina y enorme
    como humana

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