Siempre hace buen tiempo

Las palabras pequeñas

LAS PALABRAS PEQUEÑAS

Poesía es esa voz que permanece,  cuando todo

se queda sin voz,

el aleteo que ocultan los nombres conocidos

cuando dejan de serlo,

y el brumoso sentir de lo indecible

que se hunde en el hueco más hondo de las cosas.

Poesía es no saber, adormecerse

en el vaso secreto, todo luz,

que se esconde detrás de cada sombra

y estar solo mirando por si acaso

su rostro amaneciera.

Poesía es no tener, quedarse solo,

propietario del sueño que se esfuma

a golpe de fulgores

y andar incierto con la mano abierta,

por si el agua del cielo rezumara

más allá la imagen conocida.

Poesía es el temblor de ser la cuenca

de un río sin destino,

la cera donde arde la esperanza,

el cáliz de otra sangre

y el viento que transporta los olores

que nunca serán tuyos porque traen

de lejos las montañas…

Por eso, nadie escribe. El poema está escrito.

Y, cuando nace al par de las palabras,

ay, ya ha marchitado de nuevo en la torpeza

de volver a nacer.

Si te ocultas, quizás venga

a cumplir su misión de este andar suelto

cuando nadie lo busque.

Por eso bucearé por los vocablos

en el desván con polvo

y escanciaré los sorbos de rocío

y oficiaré en las rocas de la playa

el pobre, el ignorado,

el total sacramento.

¿Permitiréis que busque entre las piedras

un rayo del crepúsculo

y que revuelva en el arcón sin orden

detrás de aquel perfume, un visillo, un juguete

vivencia que vive por ser vida?

Arrodillado tengo ya el poema.

Pétalo a pétalo

arruga con arruga, desgranaré sus lágrimas.

¿Me dejaréis que roce lo infinito

con palabras pequeñas?

Pedro Miguel Lamet

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