Entre dos respiraciones hay silencio. Detrás de la rosa hay silencio. En el fondo del dolor hay silencio. Cuando callamos a la mente, la “loca de la casa”, suena el fondo de la música que es silencio, y amanece la verdad.
El poema no es la palabra, sino lo que aletea entre las palabras. La rosa de fuera sólo puede ser comprendida desde la rosa de dentro, no conceptuada.
Calla el callar y escucha la palabra no dicha. No pienses, y se desvanecerán las mentiras, los recuerdos, los miedos, los deseos. Cierra los ojos para abrirlos. Abre el alma directamente, sin adjetivos, sin ruido de razonamientos. Quédate ahí, inclina tu cabeza sobre lo esencial de ti mismo, un yo que no es el que te imaginas: ni tu profesión, ni tu foto, ni tus cualidades. Olvídalo. Desármate de los papeles que interpretas en este mundo.
Hallarás tu verdadero ser y descansarás por fin, descansarás.
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¡Ay si llegaramos a descubrir el valor del silencio! las enfermedades, las peleas, los accidentes, etc. descenderían muchísimo