Siempre hace buen tiempo

Monthly Archives: noviembre 2021

Sobre todo somos Adviento


Tiene el Adviento un sabor a ir de camino, a viaje, a imaginar la llegada, como traqueteo del tren cuando vuelves a casa, o la ilusión de hacer la maleta para unas deseadas vacaciones.
Trae el Adviento el anhelo de las flores por el rocío, el entusiasmo del escalador por alcanzar la cima, el presentir el mar después de un recodo de la carretera, el ansia por descubrir la casita encendida después de mucho caminar por el bosque.


Me acerca el Adviento al sábado que sueña ser domingo, a las ganas de acabar el colegio, al abrazo soñado de la persona querida y a la sensación día a día de terminar un libro.
Pero sobre todo me acerca a la vida, mucho más que la Cuaresma o la Pascua, porque la vida es caminar y para caminar hace falta un sueño, una ciudad prometida, una ilusión, un puerto hacia donde hinchar nuestras velas de esperanza.
Y, ¿cómo no? El Adviento me transporta a María, la aldeana de Nazaret, esperando siempre: a Dios en la oración, a José que vuelva del trabajo, a terminar las tareas de la casa, y sobre todo al Niño que viene en la noche de nuestra cueva para hacerse también caminante como nosotros, que no somos otra cosa que Adviento.


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Mirar es renacer

Vivimos atrapados en un mundo de lógica. ‟¡Lógicamente!‶, dice mucho la gente de hoy. Pero la lógica no funciona cuando se muere un ser querido, o cuando te enamoras, o cuando te extasías ante el paisaje o ante el arte evocador de un cuadro espléndido. ¿Qué pasa entonces? Que comprendes el universo de una manera directa y distinta, aunque no puedas formulártelo.
La intuición no anula lo racional. Pero lo mejor de la vida me viene por la intuición, esa capacidad perceptiva que está por encima de nuestra mente, no por debajo. Lejos de ser sentimentalismo o un fiarse de emociones, como cree la gente, es una manera superior de conocimiento. La intuición une, la lógica separa. Por eso la auténtica intuición nos devuelve el ser que somos.
Y es que mi energía es sólo una chispa de la hoguera del universo. Mi conciencia es solo un resplandor de todo el sol. Mi lucidez está conectada a una luz superior y total. Cuando no me limito a mi mismo por mis propias ‟chorradas‶, despierto.
El silencio me hace crecer en todas direcciones, me expande, me libera. Yo hago silencio cuando me suelto a mí mismo, y suelto ideas, esquemas, formulaciones. Perderse es encontrarse. (Algo así decía Jesús de Nazaret. Lo que pasa es que lo han estropeado canonizando el sufrimiento. Él se refería al ego, al personaje ese en el que hemos centrado todo y no vale un pimiento).
De esta forma asisto desde lo que aparece a lo que no aparece, de lo visible a lo invisible, de lo particular a lo universal, de lo terrenal a lo cósmico. Uno con el mar. Uno con el fuego. Uno con el aire. Uno con la tierra. Cuando más allá esté, más aquí me descubriré.
Después abrí los ojos. Mirar es renacer.

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Comentario a «DEJA QUE EL MAR TE LLEVE»

LAMET, Pedro Miguel: Deja que el mar te lleve, Mensajero, Bilbao 2019, 256 pp. ISBN: 978-84-271-4309-8.

“Los libros siempre están disponibles, nunca están ocupados” decía Cicerón y así nos recuerda la suerte y la importancia de tener libros a mano y disfrutar siempre de su lectura. El disfrute además no acaba con la lectura, sino que suele continuar después, como es el caso de este libro, cuya compañía continúa durante mucho más tiempo por el poso que dejan sus palabras.

Pedro Miguel Lamet nos habla del sentido de la vida a través de la historia de una familia madrileña que pasa sus veranos en Cádiz, esa tierra azul y blanca con sabor a mar. Seguimos los pasos de Rodrigo, uno de los hijos de esta familia y ya veterano periodista que vuelve al Sur, agotado de tanto remar tierra adentro en Madrid y con ganas de dejar entrar a la luz, al aire y al mar en su vida. Rodrigo nos cuenta desde el principio los dos acontecimientos que marcaron su vida en la infancia: una larga enfermedad que le mantuvo inmóvil durante mucho tiempo y la muerte repentina de su queridísima hermana Silvia.

Rodrigo vuelve a preguntarle al mar muchas de sus dudas vitales. ¡Qué bonito! Es el mar el que va revelándole en su continuo preguntar y escuchar, muchas de las respuestas que espera. “El mar siempre me habla, pero sin palabras. Quizás porque las mejores respuestas no son verbalizables. Solo el silencio responde, pero no es fácil saber escuchar el silencio” (p. 96) … nos dice Rodrigo.

En este viaje al pasado, con el mar como compañero, nuestro protagonista va descubriendo que una de las claves para ser feliz es la aceptación del dolor. Nos dice el autor que lo que más nos cuesta en el dolor es aceptar que ya nada va a ser igual, nos apegamos a la vida que teníamos como a una tabla de madera en altamar. Y necesitamos experimentar el don de dejarse llevar por el río de la vida, sin resistirnos, sin nadar a contracorriente. Con la aceptación, el sufrimiento se desvanece.

Estas palabras me han traídos ecos de Resurrección. ¿No es la Resurrección de Cristo la aceptación del dolor, la otra cara del sufrimiento, la alegría de la entrega? Dios nos viene a buscar y nos encuentra en nuestras noches, viene a darnos vida para que nosotros se la demos a otros. Esta historia es una historia de amor, de entrega, de lanzarse a mares desconocidos hasta donde Dios nos lleve. ¡Déjate llevar por Él!

—Lucía MUÑOZ MORO.

Publicado en RAZÓN Y FE, n. 2019, t. 280, nº 1441, pp. 225-240, ISSN 0034-0235

Para saber más del libro y cómo adquirirlo

Libros238Razón y Fe,2019, t. 280, nº 1441, pp. 225-240, ISSN 0034-0235Estas palabras me han traídos ecos de Resurrección. ¿No es la Resurrección de Cristo la aceptación del dolor, la otra cara del sufrimiento, la alegría de la entrega? Dios nos viene a buscar y nos encuentra en nuestras noches, viene a darnos vida para que nosotros se la demos a otros. Esta historia es una historia de amor, de entrega, de lan-zarse a mares desconocidos hasta donde Dios nos lleve. ¡Déjate llevar por Él! —Lucía

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