
Cuando no estoy, estás tú,
y cuando estás, amanece
ése yo sin figura,
que, dormido, más que nombre
y deseo o poder o residencia
es río, manantial, ola y abrazo
de este pasar en busca de su Ser
que es tu presencia.
Me miro en ti, cuando camino
sin camino, como un niño
que acaba de nacer y nada solo
en el mar en que nadaba
antes del tiempo.






