Se diría que el viejo Séneca acababa de de salir de unos de nuestros grandes almacenes el día que dijo: “Compra solamente lo necesario, no lo conveniente. Lo innecesario, aunque cueste sólo un céntimo, es caro”. Y es que todos de algún modo somos víctimas de un consumo compulsivo.
Aparte de fenómeno de huida, evasión, escape de la soledad o de adquirir imagen, lo que solemos ignorar es que este comportamiento oculta un peligro mucho más serio.
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