Estos días de primavera, al pasear entre tanta belleza me siento aún más fugaz que en los días de otoño o invierno. Pues también cuando todo florece se mueren los amigos y ¡dejan tan poca huella! Vuela el tiempo. ¿Qué queda de mi, de nosotros después de tanto empeño por dejar huella? Busco la respuesta en este soneto:
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FUGACIDAD
Todo queda colgado en un instante
al besarme en la frente esa sonrisa
con que al pasar me rozas con tu brisa
y me dejas prendido y vacilante,
como una flor sin agua o un amante
que corre, huye, se esfuma tan deprisa
cual la estela suave e imprecisa
que un perfume te deja suplicante.
¿Quién soy yo? ¿Cuánto duro, qué presumo
al llorar, escribir y diluirme
en este andarme a solas por el prado?
¿Acabo de llegar o estoy por irme?
¿Seré como Quevedo solo humo?
“Polvo serán, más polvo enamorado”.
Pedro Miguel Lamet