byDame, Señor, la luna que he perdido
y el cándido deseo con que mira
este mar que se duerme en tu presencia.
Dame el eco que deja la marea
sobre el manto de oro de la playa
para aquietar mi alma como un niño
que busca caracolas, sin saberse
un padre de familia o un viejo pescador.
Pues soy solo el arpegio de mi verso
cuando esta noche de nuevo se arrodilla
para adorar la luz que esconde cada ser
en el gran beso que funde a las creaturas.
Deja que sienta que todo es sinfonía
y armonice mi calma con tu Calma,
y derrame mi nada en la gran Nada
hasta perder mi nombre repetido
que dormita sin brillo para siempre
en una vieja gaveta de la abuela,
como la foto en sepia de algún muerto.
Será entonces quizás este verano
el que contigo renazca y me reveles
el amor que he sido y sigo siendo.
Pedro Miguel Lamet