El subconsciente nos juega trastadas, aparece en sueños, escapa a nuestro control. Pocos poetas hablan explícitamente de él, aunque ha brotado siempre en la poesía de todos los tiempos. Le he dedicado el siguiente poema:
byLA VOZ DEL SUBCONSCIENTE
Todo el tiempo me nacen de las manos
ríos de voces, rostros inombrados,
versos de antaño que llenan los desvanes
de la conciencia azul, y brotan telarañas
desde un pasado niño, adulto, adolescente:
miedos que nunca sé si sofocaron
las razones sensatas que dicta la experiencia.
De noche surgen cantos de monstruos y sirenas,
vagan imágenes que vuelan sin sentido
o evocan huecos de aquel viejo trastero
donde el orden no existe, o están acumuladas
aquellas impresiones que exceden toda lógica.
Somos barqueros que reman en estanques
donde el sol no amanece. Más allá de la bruma
de un cielo ensombrecido, no somos los patrones
del barco de esta vida, sino grandes preguntas
tendidas a la noche, versos que buscan la pluma del poeta,
niños inquietos carentes de la mano.
Suelta el querer. No ates tu deseo,
deja a la barca que bogue al no sentido;
vierte al amor tu saco de basura,
todo el vestigio que nunca has controlado.
Una luz que no es tuya te limpia del pasado
y una mano invisible arropa lo futuro.
Eres ahora, más allá de consciente,
pues el tiempo, la sombra, el desamor,
la rueda, tus miedos, el temblor y el abismo
se esfuman si te has muerto a la fútil imagen,
y naces al Ser mismo.
Pedro Miguel Lamet