LAS VOCES DEL VERANOby
Háblame, Señor, con voces del verano,
cuando sube la hormiga por mi brazo,
y me evoca otra vez que parte soy del sueño,
y la hierba o la arena me devuelven conciencia
de que fui tierra algún día, o sigo siendo polvo,
mas polvo enamorado de esa sed infinita
que alienta a este universo.
Acúneme el sopor con brisas de la noche,
-¡oh noches de verano ungidas de nostalgia!-,
con silencio habitado de lejanas canciones
y grillos escondidos que taladran el alma
de luna y soledad.
Recuérdame otra vez, más allá de los árboles,
ese mar de la infancia que me acuna en la noche
con su salmo de olas: “¡Navega, sé mi azul!”
Tararea el verano una copla perdida
de amor, de adolescencia, y llora en mis entrañas
desde aquel tocadiscos boleros de Ravel.
Me estrena sus mañanas con perfume de sol,
y acompaña mis pasos por la vera del río
en volandas del aire hacia una Virgen niña
que aún espera en su ermita un piropo infantil:
¡Dios te salve, María; qué llena estás de gracia!
Han pasado los años con luces, con sus sombras,
y el dolor en los huesos que limita mis pasos
susurra tantos nombres que son risas y lágrimas
pero también presencias que tiemblan a mi lado,
y jamás morirán.
Háblame de aquel niño que fui y ahora presiento
más cerca, más humano,
pues voy transparentando con el paso del tiempo
un verano en mis venas llevado de tu mano,
vacaciones eternas de alta Mar.
Pedro Miguel Lamet
Tengo un velero
TENGO UN VELEROby
“El reino de los cielos
dentro de vosotros está”
(Lucas 17, 20-25)
Tengo un bonito velero embarrancado
en la arena olvidada de aquel tiempo,
en que de niño zarpaba cada tarde
desde la triste playa de mis sueños
a navegar a solas sin más norte
que el ansia de abrazarte en cualquier puerto.
Han pasados los años, las borrascas
del dolor, la angustia y hasta el miedo;
y tú, Señor, sin más me has enseñado
que ningún horizonte estaba lejos,
ni bogar a otro mundo me hace falta
cuando toda la Mar la llevo dentro.
Pedro Miguel Lamet
Foto: Portimao (Portugal) ©PMLamet
Tu niño oculto
by
Los niños son pedazos de Dios y no lo saben,
van saltando en la lluvia y no se mojan;
el aire besan sin ser sus propietarios;
dan regalos sin precio, a solas juegan
y van acompañados de todo el universo.
Los niños aún no saben
qué papel les darán en la comedia;
y cuando miran, te ven directamente,
sin careta, te ven como tú eres,
sin sopesar qué vales o qué cobras;
si eres peón, ministro o propietario,
joven o viejo, o el puesto que te han dado
quienes reparten roles de apariencia.
Juegan los niños con tu niño oculto
y solo si lo abrazas te vives como eres.
Pedro Miguel Lamet
Foto: “Nico”.© PMLam
Resucitar a la presencia
RESUCITAR A LA PRESENCIAby
Si me miro en el fondo de mí mismo
sin dejar que mi yo se me interponga,
ni el triste pensamiento me proponga
toda la vaciedad del propio abismo.
Si busco sin buscar con heroísmo
la luz secreta que de Ti prolonga
ese amor que ya soy, haz que me imponga
sumergirme contigo en tu bautismo,
que es nacer otra vez a la alegría
de saberme pequeño como un niño,
tan grande como el mar en su querencia
y navegar tan solo en el cariño
de ese Dios que embriaga el alma mía
por la resurrección de la presencia.
Pedro Miguel Lamet
Al papa Francisco en sus once años de pontificado
Hoy se cumplen once años del pontificado del papa Francisco. En su honor y en agradecimiento a haber acercado un poco más la Iglesia al Evangelio de Jesús, le dedico este soneto:
AL PAPA FRANCISCOby
Como una estrella de una luz lejana
que ilumina el desierto, de repente
viniste a Roma sencillo y sorprendente
a abrirnos de par en par una ventana;
rompiste el protocolo y la mundana
vanidad de una Iglesia indiferente
para sentarte sin más entre la gente
como un pastor que ríe en la mañana.
Amigo de los pobres y pequeños,
voz de los sin voz, alzas tu cayado
contra un mundo de odio e injusticia;
como Jesús, no temas a los dueños
del mundo del poder y la malicia,
pues en tu cruz ya has resucitado.
Pedro Migue Lamet, sj
Villancico del ángel curioso
Queridos lectores y amigos:
Que Jesús nazca de nuevo en lo profundo de vuestros corazones, gracias al silencio, esa cuna secreta sin palabras que hace aparecer la Palabra en nuestro interior como un saboreo de la eternidad sin tiempo e ilumine con la Luz sobre toda luz también en vuestro entorno.
¡Con cariño, feliz Navidad!
Y mi obsequio de cada año: este soneto-villancico con los mejores deseos para ti y todos los tuyos:
VILLANCICO DEL ÁNGEL CURIOSOby
Quisiera ser ese ángel curiosón
que, escapando del gran coro celestial,
se introdujera esta noche en el portal
a divisar lo que ocurre en un rincón.
Quisiera ser solo uno del montón:
entre los pastores el pobre zagal,
que, sin el permiso de su mayoral,
fuera a cantarte su mejor canción.
Quisiera por fin ser nadie ni nada
para verte nacer, Niño, en la hora
en que el mundo brilló, dejar la prisa
y acurrucar mi ser en tu mirada
junto a esta tierra que padece y llora
en busca del calor de tu sonrisa.
Pedro Miguel Lamet
Eres Adviento
ERES ADVIENTOby
No sé quién soy ni por qué te añoro
en una noche solitaria y fría
desde este mundo en guerra que porfía
por más poder, más éxito y más oro,
con un tiemblo inmediato cuando lloro
este ser sin sentido que querría
hallar el camino, la secreta vía
que me acerque a la luz que tanto imploro.
Hasta que de pronto allá en mi alma
susurraste al oído cual un viento
esa palabra que curó mi herida:
“¡No hay otro camino, ni mayor calma
que intuir que eres luz en esta vida
pues ya estás en Belén al ser Adviento!”
Pedro Miguel Lamet
No me sirven los nombres
NO ME SIRVEN LOS NOMBRES No me sirven los nombres ni los conceptos que encierran las palabras, ni el pensamiento elaborado que encarcela la vida en etiquetas. He borrado al filósofo raquítico que nada explica sino la ausencia de sentido. He colgado el álbum persistente de las fotos con culpa y el ego enamorado de mi yo en el espejo temblando de existir. Solo busco encontrarte en ese agujero de la nada para hundirme en la esencia del “no sé”. Sé que no sé, y eso me llena, alimenta un rescoldo de presencia, una luz tan pequeña en que reposo, que calienta en lo íntimo lo inefable, lo inmenso, lo remoto el ahora, el ayer, lo imprevisible, una chispa del fuego que seré y ya me habita si no pienso. Desde que estoy ausente de mí me colma el Universo. Pedro Miguel Lametby
La llamada del mar
LA LLAMADA DEL MAR Cuando te miro sin pensar en nada, mar de mi costa ribereña, me siento el niño que perdido sueña con navegar a la tierra deseada, y el adolescente que en su mirada quiere besar la plenitud sureña del lejano horizonte que se empeña en huir, gaviota en escapada. Han pasado los años con presura: el dolor, la alegría y la tristeza como el velero ansía el infinito, y tú, Señor, de nuevo con viveza me gritas: ¡Ven, navega en mí, Pedrito, por este Mar de amor y de locura! Pedro Miguel Lametby
El gorrión
EL GORRIÓN Tan pequeño, tan frágil y señero, aquel gorrión se posó en mi mesa tras una miga, y comió su presa como si poseyera el mundo entero, sin sentirse de nadie prisionero en su vuelo gritaba una promesa que me decía: “Abraza la sorpresa de vivir con todo y a la vez ligero”. Ay, gorrión, descúbreme el camino que dibujan tus alas en el cielo de cumplir con el fondo de mi esencia, que se traduce en el papel divino de pasar sin pesar con un anhelo: ¡Ser latido del Todo en la Presencia! Pedro Miguel Lametby