Siempre hace buen tiempo

La dama de honor

Suspense psicológico

De nuevo Chabrol nos sumerge en el thriller de lo cotidiano y de la pequeña burguesía establecida, que se ve de pronto revuelta e interpelada por el crimen. Esta vez también por la fuerza alienante de la  sensualidad. Entre el drama psicológico y la ironía cínica descubrimos seres apasionantes y misteriosos, escondidos detrás de la vulgaridad de una boda provinciana.

Chabrol es una leyenda, uno de esos nombres que con Rohmer, Godard, Truffaut crearon aquella manera de ver cercana y rompedora que fue la Nouvelle Vague. Con más de cincuenta películas y setenta y cinco años este maestro permanece incombustible y joven, realizando films a la vez asequibles y desentrañadotes, siempre entre el thriller y el drama psicológico,  entre la crítica social y la ironía demoledora.

Algunos le han acusando de haberse entregado al vil metal, involucrando a su familia –salen cuatro Chabrol en los títulos de crédito- y quedándose en la mera repetición de una fórmula que funciona: el drama policíaco en el ambiente pequeño burgués. Pero la verdad es que, cuando uno es un maestro, puede hacer lo que le dé la gana. En el arte importa el “cómo” más que el “qué”, y Claude Chabrol domina la realización, la dirección de actores y la magia del cine.

De nuevo nos introducimos en una familia de provincias, esta vez en casa de una mujer separada que vive con sus tres hijos, dos chicas, una a punto de casarse, otra con problemas típicos de la juventud actual y un muchacho, hijo modelo, sencillo y agradable que ha comenzando a trabajar como vendedor inmobiliario. Este, llamado Philippe (Benoît Magimels), es atrapado por la mirada misteriosa y las formas sensuales de la dama de honor de su hermana, durante la celebración de la típica boda de provincias, cargada de tópicos. La enigmática joven, llamada Senta (Laura Smet) tiene un extraño parecido con un busto que la familia tenía en el jardín y que su madre (Aurore Climent) había regalado a su vulgar pretendiente que no acaba de decidirse. La dama de honor, además de una fogosa amante, oculta un extraño pasado y al parecer una doble identidad no integrada.

El film, basado en una eficaz novela de Ruth Rendell, desarrolla la irrupción de lo nuevo en la vida de un “buen muchacho”, que se siente a la vez erotizado, intrigado y sorprendido por una mujer de conciencia insondable y de decisiones imprevisibles.

Chabrol cuenta con maestría y con ese amor a la cotidianeidad que caracteriza al mejor cine francés. ¡Qué bien se abren las puertas y se transitan los pasillos en estos films en los que aparentemente parece no pasar nada!

De nuevo en Chabrol los criminales son gente como tú y como yo, gente que, como ha dicho Chabrol “necesita rebelarse”. El suspense en este lúcido director francés no proviene de no saber quién es el asesino o qué le va a pasar a la víctima, sino del descubrimiento de los personajes, sus historias,  de cómo son en realidad o qué les hace comportarse de esta manera. Y eso que en esta ocasión ha acudido a jóvenes actores, pero ya con un éxito consolidado: Benotit Mimel, que “Los ladrones”, de Téchiném en “La pianista” de Hanek y en “La flor del mal”, del propio Chabrol; y Laura Smet, conocida en Francia por un par de peliculas.

El resultado no es una obra maestra ni un film definitivo, pero sí una obra que, como casi todo lo de Chabrol, te deja satisfecho, con un regusto a cine bien hecho y lleno de preguntas: ¿Qué es antes la acción o el pensamiento, la estatua o la amada? ¿Dónde comienza la culpabilidad y dónde termina la infancia infeliz? ¿Pide el amor la prueba de la muerte? ¿Son locos en realidad los que parecen cuerdos? ¿No es vulgaridad y desidia lo que a veces llamamos bondad y orden preestablecido?

Lo que sobre todo crea este film en el espectador es inquietud. Como las puertas que se abren y cierran rápidamente en la comisaría. O como el sótano donde vive Senta, el mendigo que le repugna y su madrastra y la profesora de tango. La tragedia existe desde el principio, nosotros vamos abriendo las cajas,  y fuera casi no ha pasado nada. Estamos atrapados, parece decirnos Chabrol y cuando surge lo imprevisible en una sociedad de orden, se produce la destrucción. El arte aquí es desentrañar el alma misma de la vulgaridad. Y en ella hay una tremenda ironía: el crimen parece un chiste, una broma en medio de una boda provinciana. ¿O es Chabrol el que se ríe de nosotros?

T.O.: La demoiselle d’honneur, Francia y Alemania, 2004. P.: Antonio Passalia, Patrick Godeau y Alfred Hürmer.G: Pierre Leccia y Claude Chabrol; basado en la novela de Ruth Rendell.D: Claude Chabrlol F:Eduardo Serra.M: Matthieu Chabrol.Mon: Monique fardoulis. I: Benoît Magimel (Philippe), Laura Smet (Senta), Aurore Clément (Christine), Bernard Le Coq (Gérard), Solène Bouton (Sophie), Anna Mihalcea (Patricia), Michel Duchaussoy (Vagabundo), Suzanne Flo(Sra. Crespin), Eric Seigne (Jacky), Pierre-François Dumeniaud (Nadeau). Dis: Nirvana.Estreno:.Francia: 17 Noviembre 2004.Madrid 8 Abril 2005. 1,50 min.

 

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